Los lóbulos rasgados afectan al lóbulo de la oreja, que consiste en un alargamiento brusco o progresivo del orificio del pendiente.
Debido al uso de pendientes pesados y dilatadores con el tiempo rasga y descuelga el lóbulo de las orejas. Además, a partir de los 50 años se pierde grasa y firmeza en esta zona, que se termina alargando e incluso puede sufrir desgarros.
La solución en todos los lóbulos rasgados ha de ser quirúrgica, bajo anestesia local y sin necesidad de ingreso.